Cuando el marido de Komal murió, su situación se volvió aún más difícil: aislada por su comunidad y rechazada por su propia familia, la ya precaria situación de esta familia se hizo insostenible.
En aquel tiempo, Komal comenzó a sufrir una enfermedad ocular que apenas le permitía ver y le impedía hacer vida normal. Tras probar múltiples tratamientos y comprobar que ninguno funcionaba, acudió a Dios: ¿Podría Él sanarla?